lunes, 30 de abril de 2007

Big girl, you are beautiful


Cuatro ha vuelto a conseguirlo y se reafirma como mi cadena de televisión favorita. Ahora atacan con 'Desnudas', un formato que me hizo ponerme al borde de las lágrimas (cosa poco difícil en estos tiempos) el viernes por la noche.
Con un concepto totalmente contrario al uso del bisturí, el programa consigue cambiar la percepción, o por lo menos mejorarla, que las mujeres tienen de sí mismas. ¿Quién no se ha visto el culo del tamaño de Brasil alguna vez? ¿Quién no ha pensado que mejor no se pone mangas cortas para no enseñar la flaccidez de los brazos? ¿Quién no se ha puesto un pareo en la playa para disimular? ¿Quién no se ha dedicado a meter barriga cuando ha pasado por delante de alguien? En fin..., la que esté libre de complejos, que tire la primera piedra. El caso es que en este programa no te culpabilizan, ni te dicen que lo mejor es que te operes porque estás horrible y hecha un asco. NO.
Muy al contrario, te cuidan, te miman, te ponen la ropa que mejor te sientan, te visten con la mejor lencería, te peinan, te maquillan y encima te dicen todo el tiempo lo maravillosa que eres.

Sí, el programa está patrocinado por una marca de cosméticos y te venden otras marcas más de ropa, etcétera, etcétera. Lo sé. Pero ver cómo tratan a las mujeres, cómo les devuelven la confianza, cómo les hacen sentir bien a pesar de sus caderas, sus pechos o sus brazos, y precisamente no a pesar de, sino por esas características, ellas se sienten especiales de nuevo. Me da igual que sea todo puro márketing y que se forren a costa de las marcas comerciales. Nunca había visto en televisión a una persona sentirse tan bien por sí misma, no porque le ha llegado una carta para ti ni porque le han tocado millones ni porque vive enclaustrada en una casa con diez pirados más. La mujer del viernes, con sólo un año más que yo, volvió a sonreír al mirarse al espejo. Sus caderas siguen ahí, sus rodillas son las mismas y su barriguita también. Pero ahora alguien le ha dicho que no debe avergonzarse, ni llevar ropa horrible para disimular. Sólo tiene que aceptarse y caminar por la vida con total seguridad.

No es que haya que caer en el tópico de la belleza interior. Lo exterior está ahí y hay que hacerle caso. Pero antes que cortar por lo sano se puede optar por quererse mucho y comprarse una buena faja, que tampoco es ninguna deshonra.

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