viernes, 28 de septiembre de 2007

La Lola se va a los puertos, la Isla se queda sola

¿Nunca os habéis planteado largaros? ¿Coger las maletas y cambiar de vida o, simplemente, mejorarla, darle un renovado impulso? Hay un refrán que dice: "Grulla, a tu tierra aunque sea con una pata". ¿Qué nos tira tanto del terruño?
Los valientes, dirán algunos, son los que acumulan experiencias en sus vidas, se lían la manta a la cabeza, viajan, no paran, van de aquí para allá sin asentarse nunca y sin comprometerse con nada ni con nadie. Aprenden, ven, oyen, asimilan, estudian, reflexionan. Y con menos de 30 años son unos cerebros privilegiados que cobran un pastón en el trabajo de sus vidas.
Pero, ¿qué pasa si una está a gusto en su sitio? ¿Si, aunque nada ni nadie la una a la tierra se queda quieta por voluntad propia, no por miedo o comodidad? Eso es por lo que peleábamos, ¿no? Por el derecho a elegir. Entender no es lo mismo que aceptar.
Está claro que el largo camino de la vida nos lleva por lugares insospechados y acabamos donde empezamos, donde menos lo esperábamos o en el mismo sitio pero con otra visión del mundo. Lo mejor es sentirse reconciliada, en paz. ¿O es que acaso hay que perseguir siempre una meta más allá de lo que alcanza la vista? Correr detrás de conejos blancos con reloj y chistera está muy bien para los cuentos de hadas. O de brujas. O de matemáticos chiflados a los que les gustan las niñas. Quedarse sentada en casa, leyendo un libro, es una opción. No hace falta moverse siempre. No sólo eso, sino que desde la tierra que una pisa se puede abrir un mundo entero de posibilidades. Y eso es genial. Sobre todo si llevas tacones y te aprietan en el talón.

De aquí a Hortaleza

Cuando ya parecía que mi patético pueblo se iba a sumir en el caos y la destrucción, me plantan un bar de ambiente en una esquinita. Ya teníamos la discoteca más grande de España (o eso dicen ellos), el puesto de perritos calientes más porculero de España (eso lo digo yo) y la rotonda más grande de Europa (no digo yo que no). Ahora tenemos el bar gay. Un bar gay reconvertido después de haber sido uno de los garitos más chungos de la historia de Hill Valley (Patrice, te robo la frase por un momento). En fin, que entre unas cosas y otras he recalado tomándome un cafelito entre paredes rosas y sillas traídas desde Barcelona (qué lujo, Mari). De momento sólo se llena los fines de semana, dicen los que han traspasado esas puertas, pero no sé yo hasta qué punto en este pueblo tan rancio, a pesar de los desfiles del 28 de junio, las banderas, las mariquitas locas del carnaval y la ciudad para vivir, tendrá aceptación un lugar en el que las peras y las manzanas se mezclan como les da la gana.
Lo que son las cosas, el dueño es un antiguo compañero mío del parvulario (fuimos novios de preescolar, toda una historia) que, hartito de la movida promovida, ha decidio pasarse a una clientela un poco menos berraca. Lo que yo no sé es si los gays de este pueblo saldrán del armario sólo para pasarse por la fachada multicolor del bareto o si, por el contrario, preferirán tener su fondo de temporada en los clásicos de la capital. El dueño dice que a lo mejor se crea una nueva Chueca al socaire de su local. Lo dudo. Lo dudo mucho. Aquí, que todavía se venera lo cofrade, lo romero y lo campero no hay cultura gay (no hay cultura, en general, me atrevo a decir) y no la habrá por muchos espectáculos drag que se hagan. Pero esto es como todo, claro. Que por qué hay discriminación positiva, que por qué se celebra el día de tal o cual cosa, que si la normalización pasa por otros puntos y no por el gueto...
En fin, ya he pisado ese suelo y me he sentado en sus banquitos de diseño. No puedo decir que no he estado allí. Larga vida al ambiente, si es que sobrevive y si es que consigue convertirse en un verdadero lugar de tolerancia y respeto. Nada me incomoda más que el respeto mal entendido.

viernes, 14 de septiembre de 2007

La píldora del día después

Como dirían los Hombres G (que vuelven, por cierto), hoy hace un año. No un año exactamente, faltan dos días. Pero estas 363 jornadas se han pasado como un suspiro. Casi sin sentir. Al autohomenaje de enemistad íntima del año pasado por el cuarto de siglo le sigue ahora un sentido pésame por lo que ya no volverá. Y mejor que no vuelva, en realidad.

Aprender a mirar hacia adelante es todo un reto, aunque más de una vez me haya quedado de sal, como la mujer de Lot, por culpa de mi manía por el retrofuturismo.

Como los balances, reflexiones y recuerdos me deprimen, aquí os dejo un tema de mis recién descubiertos mutantes preferidos. Homenaje a todos los que sufren por el pasado.


Y aquí tenéis la letra.

Yo se que no voy a cambiar
y que voy a morir así.
Yo se que el tiempo va a pasar
y nunca voy a ser a feliz.
Hoy no encuentro una razón,
hoy para querer vivir.
Yo se que tú sabías ver
las cosas buenas que hubo en mí.
Y que no hay nadie que
me haya hecho tan feliz.
Tú me hacías sonreír.
Tú me das la vida y la luz.
¿ De que me sirve respirar
si el aire no te llega a ti ?.
¿De que me sirve tu amistad
si verte me hace sufrir ?.
Hoy no encuentro una razón,
hoy, para querer vivir.
Tú me hacías sonreír.
Tú me das la vida y la luz.


Sapo verde tu yuuuu...

lunes, 10 de septiembre de 2007

La jungla 'returns'


"No me puede estar pasando lo mismo por segunda vez", dice John McLain (echamos de menos tu camiseta blanca) en un aeropuerto, abarrotado de gente que va a celebrar las navidades con su familia, mientras su mujer está en un avión, cagada de miedo porque unos terroristas (qué raro) lo han secuestrado. Ahora le toca modernizarse y comprarse un portátil 4.0.

A todo esto Batman se vuelve a colar por un agujero que no debe mientras Nicole lo espera con una batita fresquita de Pucca. ¿Otra vez estás aquí? ¿No te dije que las visitas sorpresa en mitad de la noche me ponen de los nervios? Pero que si quieres arroz, Catalina. Mis visillos nuevos no, te lo advierto, que cojo y te rajo con el cortauñas.

Y, mientras, el Gran Hermano de la desfachatez sigue su vida como si tal cosa, ciego perdío, batiendo la plusmarca mundial de oseatelojurodeverdad por segundo.

Las princesas se casan con plebeyos, los guapos tienen hijos como conejos, las canastas de baloncesto no se cansan, España se termina en Los Pirineos con jersey oro, el torero ensangrentado se levanta de su cama de hospital para que los demás sepan lo que es bueno y los pilotos de fórmula 1 tienen licencia para matar.

Por si fuera poco, el Sr. Darcy se me aparece en sueños y me enseña una tableta de chocolate que ni las de Suchard. Como buena pecadora que soy, le doy un pellizquito. Sólo uno. Lo que hay que hacer para no tener michelines...