miércoles, 31 de octubre de 2007
La modernez me deja nocaut
Así que ahora podré decir que tengo cuerpo de jota con total libertad los sábados por la noche y podré ponerme unos bluyines para salir, siempre que encuentre la talla que me entra, claro. Podré bajarme cosas de internet, minimizar y maximizar la pantalla y convertirme, si quiero, en un animal político.
Claro que, cuando vuele a otras tierras, me encontraré con el aeromozo (uhm, cómo suena la palabreja) y si alguien se pone chulo lo dejaré nocaut al estilo de Rocky.
Podré quejarme de la modernez sin tapujos y me pondré con el subidón cada vez que vea al nota ese. Siempre que no me dé la neura y tenga que ir al fisio a la carrera.
...
Soy de las puristas, lo reconozco. Y con lo que me gusta a mí limpiar, fijar y dar esplendor, ya sea en las letras o en la vida, me cuesta mucho creer que el diccionario de mis amores incluya la palabra "paganini", entre otras lindezas. La lengua es un ente vivo, lo sé. La lengua la hacen los hablantes. Lo sé. La lengua es sincrónica, pero también diacrónica. La lengua evoluciona, se mueve, serpentea, se arrastra o se eleva. Pero aun así, o más bien por todo eso, hay que preservar las palabras, cuidarlas con amor y dejarlas iridiscentes (mira, esta nueva inclusión sí me gusta), si hace falta. Con razón mis sufridores me dicen "de la Concha".
viernes, 26 de octubre de 2007
Por fin es viernes!!!!
Para los que trabajamos fin de semana sí, fin de semana también, puentes y fiestas de guardar, el hecho de dos días libres es mucho más que la posibilidad de quedarse en la cama hasta las mil. Y si coincide con el viernes supone un placer incomparable. ¿Quién quiere librar un lunes? Sólo puedes ir al mercado y cocinar para toda la semana. Menuda diversión.
La magia del fin de semana no se ha perdido. Menos mal que todavía queda algo de aquella vida que tuve. No está todo perdido. No estoy perdida del todo. Por suerte.
Hoy brilla el sol, los pajaritos cantan, el otoño ha llegado para quedarse y el cuerpo me pide marcha.
Wake up in the morning with a head like 'what you done?'
This used to be the life, but I don't need another one
You like cutting up and carrying on you wear them gowns
So how come I feel so lonely when you're up getting down?
So I'll play along when I hear that special song
I'm gonna be the one that gets it right
You'd better know when you're swinging 'round the room
Looks like magic's only ours tonight
But I don't feel like dancin' when the old joanna plays
My heart could take a chance but my two feet can't find a way
You'd think that I could muster up a little soft shoe gentle sway
But I don't feel like dancin' no sir no dancin' today
I don't feel like dancin', dancin'
Even if I find nothing better to do
Don't feel like dancin', dancin'
Why'd you break it down when i'm not in the mood?
Don't feel like dancin', dancin'
I'd rather be home with the one in the bed till dawn with you
Cities come and cities go just like the old empires
When all you do is change your clothes and call that versatile
You got so many colors it'd make a blind man so confused
So why can't I keep up when you're the only thing I'd lose?
I'll just pretend that I know which way to bend
I'm gonna tell the whole world that you're mine
Please understand when I see you clap your hands
If you stick around i'm sure that I'll be fine
But I don't feel like dancin' when the old joanna plays
My heart could take a chance but my two feet can't find a way
You'd think that I could muster up a little soft shoe gentle sway
But I don't feel like dancin' no sir no dancin' today
I don't feel like dancin', dancin'
Even if I find nothing better to do
Don't feel like dancin', dancin'
Why'd you break it down when i'm not in the mood?
Don't feel like dancin', dancin'
I'd rather be home with the one in the bed till dawn with you
You can't make me dance around
But your two-step makes my chest pound
Just lay me down
As you float away into the shimmer lights
But I don't feel like dancin' when the old joanna plays
My heart could take a chance but my two feet can't find a way
You'd think that I could muster up a little soft shoe gentle sway
But I don't feel like dancin' no sir no dancin' today
I don't feel like dancin', dancin'
Even if I find nothing better to do
Don't feel like dancin', dancin'
Why'd you break it down when i'm not in the mood?
Don't feel like dancin', dancin'
I'd rather be home with the one in the bed till dawn with you
lunes, 22 de octubre de 2007
Más allá de las naves quemadas de Orión
El afán por conocer desata las pasiones hasta del más apocado y se enciende la mecha del ansia de conocimientos. A veces por verdadera pasión y otras por el más puro interés morboso. Si resulta que una página web dedicada a mostrar el cielo contiene un hueco negro al lado de Orión, las mentes ya se disparan y a todos nos parece estar oyendo a aquel replicante herido bajo la lluvia. Otros ven un ordenador parlante y los más exaltados, un ejército alienígena tipo Tim Burton.
En nuestro afán por saber, por descubrir, se han realizado hallazgos sin precedentes, hemos rescatado de la nada civilizaciones perdidas y hemos interpretado los signos de los tiempos. Sin embargo, todavía somos (los humanos) incapaces de explorar a un semejante con la paciencia de un físico nuclear con su átomo. Nos llenamos de incertidumbres, de manías obsesivas, de falsas expectativas, de trabas involuntarias y de dudas metódicas que no nos llevan más que a la desesperación por vehemencia.
Descubrir la geografía humana se trata de un reto mucho mayor que cualquier galaxia, cinturón de estrellas, nebulosa o cometa. Descubrir la geografía humana está al alcance sólo de unos pocos privilegiados que observan, anotan y callan, para luego disfrutar de su hallazgo como los buenos científicos: sin alharacas y sin premios millonarios debajo del brazo, sólo con la satisfacción de regresar a casa, ponerse el pijama y dormir soñando con cosas que el resto de los humanos jamás han visto...
domingo, 14 de octubre de 2007
martes, 9 de octubre de 2007
Esto es el fin de siglo
Y fue el domingo, mientras me comía una tostada y un café y leía un nuevo periódico de pago (inaudito en estos tiempos que corren), dejando pasar las horas de largo día de descanso. Es verdad que existe una generación diferente, aunque no se recorte según los límites de la edad cronológica. Es una generación que pregunta y que se cuestiona, que analiza, que cavila y que no se rinde. Aunque sólo seamos trescientos. A lo mejor este nuevo periódico no nos da las respuestas que buscamos, pero puede que abra nuevas interrogantes y nos ayude a seguir haciéndonos las preguntas adecuadas. O tal vez no, y sólo sea un producto de marketing brillante. El tiempo lo dirá.
Un tiempo que también ha marcado el porqué de este curioso título, a medio camino entre una canción y una consigna política. ¿Alguien se ha percatado de que somos hijos de dos siglos diferentes, pero también de dos milenios distintos? Supongo que sí, pero no sé si os habéis dado cuenta de que esa circunstancia imprime carácter. Lo mismo les pasó a los hijos de la revolución de finales del XIX. En ese momento también había guerras, decadencia moral, imperialismo y colonización, tabúes, miedos (aunque no al efecto 2000), censura y nacionalismos. Pero también había pasión por las artes, la belleza, la verdad, la libertad y el amor. Como ahora, aunque sean las pantallas de los ordenadores a través de las que viajen la mayoría de esos sustantivos abstractos y los borrachos bohemios ya no se reúnan en guetos sino en cómodos salones convertidos en centros de ocio multimedia. Sin embargo el vino, los cigarrillos y la noche siguen siendo elementos indispensables. Y que dure.
Tal vez los hijos de la revolución no llevan camisetas de médicos metidos a revolucionarios. Tal vez los hijos de la revolución prefieren realizar una labor callada desde dentro del sistema. Tal vez los hijos de la revolución están haciendo una revolución con el vecino de al lado, en lugar de con los antiglobalización en cualquier plaza europea. Tal vez, sólo tal vez, para ser un hijo de la revolución no hace falta más que una conexión sináptica de más y un punto de mezquindad de menos.
Esto es el fin de siglo. Dedicado a las pequeñas ácates y a los alfileres secretos. (Espero que se escuche en inglés y no en chino mandarín...).
lunes, 8 de octubre de 2007
Don
Con estas expectativas y con su presentación en EEUU, puede que el siguiente paso sea España. Por una parte sería todo un lujo tenerlos aquí de promoción (me encargaría de hacerles una entrevistitia, jeje). Claro que entonces ya no sería un grupo de minorías y las adolescentes patrias comenzarían a llenar sus carpetas de clase con las fotos de Ale (que se ha morreado en el vivo y en el directo con su otro compañero de escenario) o de Lolo. Los conciertos también serían una pesadilla, con niñas desmayadas y aluviones de peluches, masificación, pisotones e histeria colectiva.
¡Cómo somos! Alegre y saltanto de contenta me he puesto cuando he recibido la noticia al meterme en su página web. Y ahora me debato entre la parte de niña-fan que hay en mí y la adulta a la que no le gustan las aglomeraciones, los gritos, el tirarse de los pelos y el rechinar de dientes. Vivir para ver.
Está claro que no podían continuar en el anonimato ibérico por más tiempo. Pero entonces ya no será nada especial que a mí me gusten. Sobre todo si le llegan a gustar también a personajes como mi hermana. Y eso fastidia.
De película (y II)
Si alguien me preguntase si los ángeles existen, la respuesta sería no. Los ángeles de Machín, esos que están en el cielo, llevan el culito tapado con un paño color crema, no tienen sexo y tocan la cítara, esos no. Sin embargo, los ángeles de carne y hueso existen, caminan entre nosotros y de vez en cuando nos los cruzamos. O, mejor todavía, convivimos con ellos.
Cuando se tienen, no uno, sino varios ángeles de la guarda el mundo parece un lugar mejor. Esos ángeles transmiten alegría, fuerza, seguridad, cariño y todo sin pedir nada a cambio. Lo más sorprendente es que cada uno puede convertirse en el ángel de otro al recibir cada una de esas virtudes ajenas. Una pasada. Y la gente no lo sabe, me temo.
Uno de mis ángeles me ha demostrado hace poco que lo que vemos en las películas es cierto. Hay personas hechas el uno para el otro; hay momentos llenos de romanticismo y amor en la puerta de al lado, no sólo cruzando el charco; existen el respeto, las almas gemelas, las naranjas enteras y los giros inesperados que te cambian la vida.
Y también existe la amistad con mayúsculas, la que no entiende ni de tiempos ni de espacios, de cambios, de esfuerzos.
En realidad mi angelito de estos días sí es rubio. Casualidades de la vida.
jueves, 4 de octubre de 2007
De película (I)
Mari, ¿te imaginas que tres mujeres de la misma familia puedan liarla en cosa de diez minutos con la misma persona?
La escena. El presidente del gobierno autonómico viene al ayuntamiento de mi pueblo. Cuando el hombre se está bajando del cochazo, una señora mayor, a grito pelado, dice que para cabezón ya tiene a su marido en casa. Minutos después a su nieta, que no tenía por qué estar en ese sitio en ese momento, el político en cuestión le da la mano con esa sonrisa de anuncio que ponen los adalides cuando la plebe se agolpa. Segundos más tarde, la tía de la que no tenía que estar ahí le dice al señor presidente que gente más importante ha venido al ayuntamiento y ha dicho buenos días, todo eso en sus morros y con la cara más dura que el cemento armao.
Lo que puede parecer una película española (en la que Chus Lampreave sería la abuela, Blanca Portillo la tía y ... ¿quién haría de la joven e intrépida periodista que, por cotilla, termina saludada por el político?) ... sucedió de verdad.
Sí, Mari, era yo. Mi abuela siempre dice: “¡Qué familia tan complicada, que no le falta de nada!” Qué razón tiene. Y cómo son los genes, Mari. Una bomba de relojería.
Por cierto, ¿quién haría de mí en una película?