Lo sé, las rebajas están a punto de terminar, pero mi cabeza está a precio de saldo, lo juro por Helena Rubinstein. Será que las endorfinas me nublan el sentido, pero me da lo mismo las peloteras de Gallardón con Aguirre, me la traen al fresco las elecciones usamericanas y me la refanfinfla que los obispos se pongan en plan borroka.
Es lo malo del amor. Te dejan gilipollas sin poder evitarlo y, encima, consentida. No escucho la radio, no veo los telediarios, no leo los periódicos los domingos por la mañana... Vivo en tal estado de aislamiento que no sé cuando salga si ya se habrá inventado una vacuna contra alguna enfermedad incurable, si los simios habrán conquistado la tierra o si por fin a alquien le habrá dado por utilizar el otro 90 por ciento del cerebro.
De todas formas, y a pesar de ser ferviente admiradora de M 80, me apego a la actualidad con lo último de la Winehouse, que me tiene loca, como diría mi amiga Ro. La otra también. (Reflexión en voz alta: qué curioso que mis dos amigas Ro se pirren por la jirtri esta).
En definitiva: no os asustéis, hermanos. O sólo un poco, porque aunque mi cuerpo esté, mi mente se encuentra a varias galaxias de él. Ah, y que todo no dura. Cuando yo deje de depilarme y mi susodicho empiece a engordar (frase mítica de Friends, sólo para iniciados, sorry) volveré a la vida. O no. Quién sabe si encuentro en este mi estado ideal. Incluso combinado con una vuelta al sarcasmo habitual y la mala leche edulcorada con un tanto por ciento de descuento.
lunes, 11 de febrero de 2008
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1 comentario:
Escribes casi tan bien como Patriice, pero debes seguir practicando. Pues a mí cada vez me dan más grima los actores que se meten con los curas, qué quieres que te diga. Noche Hache se ha convertido en un panfleto sociata y creo que Zapatero no necesita esas ayuditas en forma de entrevista manipulada para ganar las elecciones. Un beso y espero conocerte algún día.
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