viernes, 22 de febrero de 2008

Parole, parole, parole

Tengo por costumbre no ver la tele mientras como/ceno, pero ayer hice una excepción, ya que el grado de cansancio era directamente proporcional a la inminente llegada del fin de semana. No sé qué de matar a un pianista en La 2, Solbes vs. Pizarro en la 3, elcantodelloco en la 4 haciendo de poli chuleta, en la 1 no sé qué ponían sobre cante, y poco más. Pero como ahora pillo otras cadenas, me dio por poner Canal 2 Andalucía. Programa de la noche: Andaluces por el mundo. La costa azul. Pues vamos a ver barquitos y casinos, me dije.

El programa, interesante. El personaje andaluz de turno, simpático. Las vistas, inmejorables. Todo iba bien hasta que me di cuenta de que el presentador era un antiguo compañero mío de facultad, que en tiempos llevaba el pelo amarillo (no rubio, amarillo) y que decía que estaba de vuelta de todo a sus veinte recién cumplidos. La visión hizo que se me atragantaran las varitas de merluza y que me acostase con la sensación de estar tirando por el retrete mi vida laboral.

Mientras él se pasea por el mundo, cual andaluz que es, yo me curto en el sufrido mundillo de la prensa local, siendo testigo de cómo la competencia entre medios y la publicidad minan los contenidos, en otro tiempo profundos y analíticos. Ahora, no sólo en mi periódio, sino en la mayoría de medios impresos, lo que prima es lo visual. Muchas infografías. Fotos a tres y cuatro columnas. Detallitos en color. Ladillos. Esquemas. Compartimentación de los textos.

Y yo me pregunto qué ha sido de aquello de "la prensa sirve para ampliar lo que la radio y la tele no pueden decir por falta de tiempo/espacio". Claro que yo ya estudié hace unos añitos y la evolución de los medios es tan rápida como un reguero de pólvora encendido. Está muy bien innovar y crear tendencia, pero sólo falta que a los lectores les metamos las noticias masticaditas, bien pasadas por el pasapuré, como la primera papilla. Ésa que puede que eche yo en breve si sigo dándole vueltas a esta cultura de las imágenes que nos atonta y nos ciega de tanto ver.

Lo importante es estar, lo sé. No dónde se está. Sin embargo, cuando recuerdo aquellos días de facultad, no puedo evitar pensar que algunos deberían tragarse sus palabras. Y atragantarse un poco con ellas.

3 comentarios:

mluis dijo...

A ver, querida, ¿quién lee Le monde diplomatique?No olvides que estás en un medio local y respecto a las noticias locales vas por delante de la inexistente radio local y la inestable televisión local, y representas al único medio informativo digital en condiciones de todo el pueblo.

Segundo punto: ¿Quién dice que la compartimentación y los recursos gráficos no ayudan a profundizar en la información y a comprenderla y analizarla? Vivimos en la época de la cultura audiovisual, si el periodismo no hubiera avanzado seguiríamos hablando del hundimiento del Maine...

Cecilia dijo...

Hijo, qué sé yo. Será que me quedé en la galaxia Guttemberg y estamos ya en la galaxia ... no se me ocurre nada, pero la que sea. Será que no soy hija de la era digital y me cuesta aceptar ciertas cosas. Será que debería estar en una clase enseñando a medir versos y no en la redacción de un periódico. Qué sé yo. Todos tenemos crisis laborales de vez en cuando y tú deberías saberlo. De todas formas, gracias por lo de Le Monde Diplomatique. En eso tienes razón, pequeño.

Patriice dijo...

Pensé que lo sabías... lo de nuestro compañero de facultad, no es el único, son dos antiguos colegas de clase los que están en ese programa que, debo confesar, me gusta (aunque fue algo decepcionante saber que existe también un madrileños por el mundo). No desesperes hermana, seguro que el destino nos depara un super final, un remate digno a nuestra carrera, y quizá dentro de unos años, estas reflexiones tuyas sobre el mundo periodístico sean estudiadas en alguna facultad del mundo para que a esos pobre periodistas novatos del futuro no se las den con queso... aunque se aprende tan pronto en esta profesión, verdad? Ejercer es como hacer frente a una muerte traumática cuando eres aún un niño (término no marcado) y eso te hace madurar, te hacer perder en cierto modo lo que te queda de infancia... con el periodismo pasa igual. O maduras o te largas... no se puede ser ingenuo mucho tiempo.
besitos novia!