miércoles, 9 de abril de 2008

La p con la e, pe


¡Canta, oh, Musa, la cólera de esta empapada redactora!


Con nubarrones de color negro azabache me lié la manta a la cabeza el otro día y me planté en lo que, según algunas culturas milenarias, puede ser el fin del mundo, el finisterre y esas cosas. Dramas aparte, conocí al director de un colegio que lleva más de tres décadas aguantando a los ínclitos alumnos de ese centro, con sus más, sus menos y sus requete-menos. Medio dejado de la mano de los dioses, en el límite de un barrio que está al lado de un polígono industrial, allí ha enseñado el hombre a cientos de chiquillos que ahora sabrá Palas dónde están. En su reducido despacho-secretaría, me contó los avatares de su vida, ligada indisolublemente al colegio en cuestión. Y, mientras él rebuscaba con los ojos interiores de la memoria en el centro mismo del recuerdo, yo ojeaba su mesa, bien ordenada y con algunos cuadernillos de Rubio en un extremo.


En este punto, mientras él hablaba y yo fingía que escribía (porque a veces los entrevistados divagan y uno debe hacer como que no ha perdido el interés), me fijé en el curioso reverso de estos cuadernillos. Dos manos sujetando un lápiz muestran cómo se escribe bien y cómo se escribe mal, en términos no de caligrafía sino físicos. Entonces me di cuenta (oh, sorpresa, oh, dolor, oh, mustios collados) de que cojo mal el bolígrafo. Después de veintitantos años y resulta que, según el cuadernillo Rubio, no sé escribir.


En fin, como no es plan de que vuelva a los ejercicios de caligrafía porque ya es tarde para cambiar mi letra de niña de instituto/médico de la S.S./profesora (es según el día), nada me hará turbar la paz de este día en el que los pies mojados me invitan a un resfriado y la lluvia me recomienda quedarme en casita con la bata puesta.


La pregunta del día: ¿no podría llover todas las noches unas horitas para mantener los embalses llenos y dejarnos sequitos, sequitos el resto de la jornada?

1 comentario:

mluis dijo...

Al leer lo de letra de médico de la Seguridad Social (x Dios, no digas SS a no ser que los médicos sean para ti torturadores filonazis) me he acordado de un personaje singular: Fructuosa Cenitales, que nació cuando fracturaba cristales...