Los adolescentes españoles ya no van a los bares a menear el esqueleto y a ligar con chicas monas, risueñas y algo tímidas, que se ríen entre dientes cuando alguno les pide para bailar. Los adolescentes españoles ya no se pasan las horas muertas dedicándose al onanismo, esa práctica que descarga tantas tensiones y demuestra que el sexo bien entendido empieza por uno mismo, como la caridad cristiana. Los adolescentes españoles ya no se preocupan por salvar a las ballenas, rescatar cachorritos perdidos o encadenarse ante cualquier ministerio para protestar contra el servicio militar obligatorio, véase mili. Los adolescentes españoles ni siquiera saben lo que es el no pasarán o el significado de la frase 'solidaridad con Chile'. Los adolescentes españoles pasan de estudiar porque total, para como está el patio, tampoco es que un título universitario dé para mucho. Los adolescentes españoles ya no tontean con los porros para reírse un rato en una fiesta de cumpleaños y luego volver a sus quehaceres diarios sin el mono a cuestas. Los adolescentes españoles no van al fútbol a ver un deporte. Los adolescentes españoles creen que el preservativo es el peor invento del mundo, hecho sólo para joderlos, y no para que ellos puedan joder.
Los adolescentes españoles ya no sienten fascinación por lo diferente, ahora sienten un odio y una necesidad de limpiar, barrer y abrillantar que ni la Real Academia cuando se fundó. Lo malo es que este tipo de limpiezas no da brillo ni esplendor, ni fija absoutamente nada. Sólo crea más basura removida por la bendita madre internet y por sus vástagos cibernéticos del sms.
Dar caza al diferente se está convirtiendo en deporte nacional tanto como el cotilleo de portera. Sin embargo la diferencia a veces vende y tal vez eso es lo que pensó un diseñador de moda con apellido de pintor cuando subió a la pasarela a varios senegaleses sin papeles a cambio, dice él, de una donación de 150 euros. Ahora la inspección de trabajo lo está investigando para saber si debe meterle un puro a él o a los senegaleses que, claro, no debían saber que las cámaras de televisión y los periódicos estaban presentes en tan magno evento. Pobrecitos, como vienen del tercer mundo...
martes, 23 de enero de 2007
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3 comentarios:
Es lo que tiene la Ley de Extranjería: la única forma de que no te den una patada en el trasero es que un familiar tuyo caiga muerto en un atentado de ETA.
te podría decir q los pobres senegaleses (o de cualquier otro país que nuestro primer mundo ha relegado al olvido) no saben donde se meten pero no estaría acertando. Sus problemas y su tristeza es de tal magnitud que estos adolescentes de hoy en día, aburridos y anodinos, no llegarían nunca ni a hacerse una pequeña idea. Y puede que sea esa falta de problemas, ese vivir en rodeado de almohadones, sin plantearse nada, lo que les mueve a golpear al diferente, a no tener aprecio por la vida y desperdiciarla, a no valorar el esfuerzo y todo eso que describes.
me alegro de tu regreso... demasiado tiempo sin leer tus Peca-Dos...
un besote!
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