Si Carrie Bradshaw puede casarse, yo también. Es así de sencillo y esa será la máxima lógica (silogismo de primer grado) de estas frases. Por lo tanto:
Si ella puede tirar por el retrete todas sus convicciones acerca de (lo poco que le gusta) el matrimonio, yo también.
Si ella puede decir sí, yo también.
Si ella puede ilusionarse con un vestido de princesa, yo también.
Si ella puede tener a sus amigos enfrascados en una boda para 200 personas, yo también.
Si ella puede llorar de emoción, yo también.
Si ella puede borrar de un plumazo 20 años de negación sobre las bodas, yo puedo borrar 10.
Si ella puede gastarse 500 euros en unos zapatos... bueno, no nos engañemos, eso no puedo hacerlo yo, pero me gustaría. ;)
Lo único que ella puede hacer y yo no es mantener a todos aquellos a los que quiere a su lado en uno de los momentos más felices. Yo sólo he podido mantener a unos cuantos y por eso, quizás por eso, todo lo demás tiene menos valor.
2 comentarios:
Por suerte has podido mantener a unos cuantos de los que quieres a tu alrededor, lo que demuestra que no eres un personaje de ficción, a pesar de lo cual vivirás un día de cuento...
Respecto a lo demás, es habitual (y recomendable) que las personas cambien, porque, de qué sirven unas convicciones si no te sirven para ser feliz? (y lo digo aun a riesgo de parecer hedonista)
Oh! Esta entrada me ha gustado mucho por varias razones, pero la principal es que me gusta ver a algunas personas siendo felices a pesar de todo, incluso a pesar de ellas mismas. Y a mí, como estoy intentado aprender a hacerlo, me viene genial ver que otros lo consiguen, y que más aún, perduran en su empeño :D
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